Como ya se ha mencionado en otras oportunidades, la geopolítica tiene que ver con las rivalidades de poder en los territorios, cualquiera sea la dimensión de estos, mientras que la agroecología surge como una propuesta que se concreta en territorios específicos.
Desde las perspectivas de la geopolítica, la agroecología es
ya una realidad, en tanto que está presente en un conjunto específico de
territorios, donde se aplican sus principios, se ejecuta una práctica agrícola
y se da un proceso organizativo de comunidades humanas. La agroecología como
propuesta científica procura el fortalecimiento de la biodiversidad, la
observancia de los principios ecológicos y el no uso de los agroquímicos, que
al convertirse en práctica agrícola, se arraiga en determinados territorios.
También es una visión, ya que concibe la práctica agrícola desde una óptica
diferente a la de la llamada agricultura convencional-agroindustrial, en la que
el monocultivo y el uso de los agroquímicos son dos de sus principales fundamentos. Y es una
estrategia, puesto que se vale de diferentes mecanismos para darse a conocer y
ganar adeptos.
Hay que tomar en cuenta que la agroecología irrumpe como una
respuesta a la crisis alimentaria, climática y ambiental en general. El actual
modelo civilizatorio ha derivado en una profunda crisis climática, discutida de
manera alarmante en los foros internacionales que tratan esta temática.
Se debe tomar en cuenta que como movimiento sociopolítico la
agroecología apunta a convertir en realidad los conceptos de seguridad
alimentaria y de soberanía alimentaria, lo que implica aumentar los grados de
independencia de las comunidades que habitan en determinados territorios. Esto
hace evidente que el modelo de la agricultura convencional-agroindustrial se
verá afectado en la medida que la agroecología se difunda y se implemente, con
todo lo que eso implica en términos de rivalidades de poder.
A estas alturas ya de terminación del primer cuarto del
siglo XXI, ha quedado claro que se ha abierto una lucha entre dos bandos y el
resultado final dependerá de la correlación de fuerzas en los territorios donde
se libra la disputa. En tal sentido es importante tener un panorama geográfico
de los avances obtenidos por los proyectos agroecológicos para poder
dimensionar la magnitud de los mismos.
En esa dinámica geopolítica participan numerosos actores,
cada uno de ellos con una función específica, que interactúan y se confrontan.
Entre los actores se pueden mencionar: propietarios de la tierra, agricultores,
campesinos, comunidades indígenas, empresas de producción de insumos agrícolas,
empresas de comercialización de productos agrícolas, centros académicos,
instituciones del Estado, movimientos sociales, movimientos ecologistas, etc.
Todo esto da lugar a una suerte de interacción entre diferentes visiones y
estrategias, que hace ver a la agroecología desde el ángulo de la geopolítica.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com