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domingo, 23 de junio de 2024

Los agrotóxicos que provienen de la Unión Europea

Recientemente el medio de comunicación alemán DW publicó un reportaje en el que se informa acerca de las exportaciones de agrotóxicos prohibidos que realiza la Unión Europea hacia América Latina. Como principales países exportadores figuran Italia, Alemania, Países Bajos, Bélgica, Francia y España, y como países importadores destacan Brasil, Argentina y Paraguay.

Los agrotóxicos que provienen de la Unión Europea


Este es un tema que tiene implicaciones geopolíticas importantes, porque en esta relación comercial los países europeos obtienen cuantiosos beneficios financieros, mientras que los países latinoamericanos se ven perjudicados por el daño que los agrotóxicos provocan al ambiente en general y a la salud humana.

Resulta contradictoria esta perniciosa relación comercial, porque los países europeos antes mencionados y otros más, como parte de su política exterior, financian a organizaciones no gubernamentales (ONG) “ambientalistas” que operan en territorios latinoamericanos y que desarrollan programas de “protección” a los bosques, la fauna y la biodiversidad en general, mientras que por otra parte exportan agrotóxicos prohibidos que inundan los campos de siembra.

Ya está suficientemente investigado y documentado el efecto que sobre el suelo, las aguas, el aire, la biodiversidad y salud humana tienen los agrotóxicos en general. Los resultados de muestras de orina y el análisis de alimentos agrícolas están revelando presencia de restos de agrotóxicos. No importa si se es agricultor, o se vive en las inmediaciones de los campos de siembra, o incluso en la ciudad. Los restos de agrotóxicos ya son ubicuos.

Sin duda que en los tiempos por venir este es un asunto que tiene que ser tomado más en cuenta, a la hora de hablar de las relaciones Unión Europea-América Latina, porque ya son bien conocidas las retahílas de observaciones y recomendaciones que en materia de democracia y derechos humanos han venido marcando dichas relaciones.

Por Alfredo Portillo

 alportillo12@gmail.com

 

miércoles, 12 de junio de 2024

Disputa territorial entre los agrotóxicos y los bioinsumos

En la actualidad el mundo atraviesa por una crisis, a la que algunos le han dado el calificativo de sistémica,  con implicaciones climáticas, ambientales y alimentarias, y cuyos impactos son sufridos en mayor medida por los países más vulnerables, aquellos que no tienen capacidad para reaccionar a los embates de altas precipitaciones, altas temperaturas, inundaciones, sequías, incendios, huracanes, o cualquier otro evento de carácter desastroso.

Disputa territorial entre los agrotóxicos y los bioinsumos-abonos orgánicos

Dentro de toda esta ecuación, hay un aspecto que tiene implicaciones tanto desde el punto de vista de las causas, como de las consecuencias, y se trata de las actividades de producción de alimentos de origen vegetal y animal. El caso es que las actividades agrícolas y pecuarias en muchas ocasiones están asociadas a procesos de deforestación, contaminación del agua y del aire, emisión de gases de efecto invernadero y afectación de la salud humana, y por otra parte, la producción de alimentos de origen vegetal y animal se ve afectada precisamente por eventos desastrosos, como los antes mencionados.

El uso creciente e indiscriminado de plaguicidas o agrotóxicos ha sido uno de los pilares del modelo de agricultura industrial. Estos incluyen insecticidas, fungicidas, herbicidas, acaricidas y defoliantes, entre otros. Debido a los daños colaterales que estos han ocasionado, tanto al ambiente como a la salud humana, se ha producido una reacción generalizada en diferentes países del mundo.

Como alternativa a los agrotóxicos, el modelo agroecológico plantea el uso de los llamados bioinsumos y abonos orgánicos, entendiendo que los primeros son productos derivados de microorganismos (bacterias, algas y hongos) y partes de plantas (hojas, flores, tallos y raíces), por lo que se habla de biofertilizantes, bioestimuladores y bioplaguicidas; mientras que los segundos son compuestos obtenidos a partir de la degradación de residuos de origen vegetal, animal y mineral, para ser incorporados al suelo.

En el punto en que se está, de este fin del primer cuarto del siglo XXI, se puede decir que existe una suerte de coexistencia entre el modelo de agricultura industrial y el modelo agroecológico, pero también existe una pugna entre ambos modelos, ya que al final de cuentas, todo tiene un contexto territorial, y el uso de bioinsumos y abonos orgánicos en un territorio específico, significa el no uso de agrotóxicos en el mismo.


Por Alfredo Portillo 

·         alportillo12@gmail.com