Se estima que en el mundo hay unas 6.800 lenguas, de las cuales 2.050, aproximadamente el 30%, se hablan en África. Esto da una idea inicial de lo compleja que es la realidad lingüística de este continente. Sorprende leer, por ejemplo, que en Camerún hay 280 lenguas, en Costa de Marfil 70, en Senegal 35 y en Etiopía 80. Las lenguas africanas han sido clasificadas y agrupadas en siete familias linguísticas: camitosemítica o afroasiática, nilosahariana, nigerocongoleña, bantu, khoisan, kordofana y austronesia.
Ahora bien, junto a las lenguas africanas propiamente, existen las llamadas lenguas indoeuropeas coloniales y oficiales, las cuales son utilizadas en actividades educativas, económicas y administrativas. El francés es lengua oficial en 22 países y el inglés en 21, mientras que el portugués es oficial en 5 países y el español en 1. La característica de lengua oficial es también atribuida al árabe (10 países), afrikaans (1), kirundi (1), kinyarwanda (1), tigrina (1), swati (1), shona (1), somali (1), amarico (1), sango (1), sotho (1), malgache (1), creole caboverdiano (1), creole de Seychelles (1) y swahili (2). Hay países donde incluso hay hasta tres lenguas oficiales, como son los casos de Comores, Madagascar, Ruanda y Seychelles.
Un aspecto que se debe destacar es el fortalecimiento que han experimentado algunas lenguas africanas, especialmente durante lo que va del siglo XXI, como producto de políticas lingüísticas implementadas por los gobiernos de diferentes países africanos. Entre ellas destacan el swahili en Tanzania, Kenya y Uganda, el sango en la República Centroafricana, el chichewa en Malawi, el amarico en Etiopía, el duala en Camerún, el wolof en Senegal, el kirundi en Burundi, el somali en Somalia, el hausa en Nigeria y Níger y el tigrina en Eritrea.
Esto forma parte de un proceso de descolonización cultural y de reafirmación de lo africano, que sin duda tendrá importantes implicaciones de carácter geopolítico.
Por Alfredo Portillo
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