Según reciente informe de la ONG alemana Welthungerhilfe unos 811 millones de personas padecen de hambre en todo el mundo, como consecuencia de las dificultades que existen para el apropiado acceso a los alimentos, debido principalmente al recrudecimiento de los conflictos políticos y a los efectos del cambio climático.
Esta situación puede ser explicada a partir de la relación entre la geopolítica y la seguridad alimentaria, entendiendo que la primera tiene que ver con las rivalidades de poder entre grupos humanos en el territorio, y la segunda con la disponibilidad de los alimentos, el acceso a éstos y la nutrición adecuada de las personas.
Si se toma en cuenta la producción mundial de alimentos convertida en oferta alimenticia, con relación a la demanda mundial de alimentos, se puede decir que la oferta es suficiente para cubrir la demanda. Sin embargo, como el mundo no es una unidad, sino que más bien es un rompecabezas conformado por múltiples partes, que a su vez se subdividen en más y más partes, entonces la oferta de alimentos se distorsiona.
Cada país tiene una oferta de alimentos y, al mismo tiempo, una demanda de éstos, en función de su número de habitantes. Esa oferta a lo mejor es excesiva, suficiente o insuficiente para cubrir la demanda, por lo cual dicho país puede estar en la situación de poder exportar alimentos, cubrir su demanda sin problemas o verse en la necesidad de importar.
Visto así, el asunto no es tan complicado. El problema surge porque muy a menudo algunos países utilizan el exceso de alimentos que producen como arma de presión hacia otros países, para lograr determinados objetivos. También porque, a lo interno de los diferentes países, muy a menudo existe una distribución desigual de la oferta de alimentos, ocasionando que algunos sectores de la población no tengan acceso a los mismos. Por ello, la seguridad alimentaria también es un asunto geopolítico.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com
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