La televisora alemana DW ha difundido un documental titulado “Geopolítica sobre los escombros de la Unión Soviética”, que explica, de manera resumida, el proceso geopolítico que se desató (y continúa en la actualidad) en los territorios de lo que fue la Unión Soviética, una unidad geopolítica que existió como tal entre 1922 y 1991, y que llegó a ocupar una extensión territorial de más de 22 millones de kilómetros cuadrados, habitada por casi 300 millones de seres humanos.
El contenido del documental de la DW cobra importancia en la actualidad, por el momento que se vive a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, que no es sino un episodio más del proceso geopolítico que se desató con la disolución de la Unión Soviética. ¿Qué hacer ahora es la pregunta que se hicieron en ese momento los pueblos y gobernantes de los países que conformaban la Unión Soviética? Comenzando por los 25 millones de rusohablantes que, de la noche a la mañana, se vieron en la situación de ya no tener la nacionalidad soviética, ni rusa, sino estonia, lituana o ucraniana.
En apenas 30 años son muchos los cambios que se han producido. Los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) miraron hacia el oeste, hacia Europa, hacia la Unión Europea y hacia la OTAN, para alejarse de Rusia. En tanto que los países de Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenikstán y Uzbekistán) han procurado reafirmarse en sus particularidades identitarias de carácter étnico, lingüístico y religioso, basculando entre la influencia de Rusia y la influencia de China.
Y para terminar de armar este rompecabezas, los países caucásicos (Armenia, Azerbaiyán y Georgia), con sus conflictos internos y entre sí, moviéndose entre el Mar Negro y el Mar Caspio, debatiéndose entre la influencia de Rusia y la influencia de Turquía. Para completar con Bielorusia y Ucrania, donde se decide la razón existencial de Rusia.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com
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