De resultar ganador Pedro Castillo, se habrá producido entonces lo que se podría llamar “el asalto a Lima”, no sólo porque esta ciudad capital es la sede del poder ejecutivo, la Casa de Pizarro, sino porque esta metrópoli se presenta como el principal foco de resistencia al empuje que, desde la provincia peruana, trae el candidato de Perú Libre. Como se sabe, en la primera vuelta, Castillo ganó prácticamente en todo el territorio peruano, a excepción de Lima, ciudad ésta que concentra un tercio de la población peruana, por lo que, éste es el gran escollo a vencer.
El caso de Castillo es muy interesante desde el punto de vista de la estrategia electoral-territorial que se ha seguido. Él es un candidato que se formó en las luchas sindicales y campesinas en el norteño departamento de Cajamarca, y que fue postulado por el partido regional Perú Libre, fundado en el serrano departamento de Junín. En su apoyo se han sumado corrientes de extracción campesina, indígena, ambientalista y popular, de todo el Perú, que parecieran tener el firme propósito de confluir en Lima, para tomar el poder, por la vía de los votos.
En cuestión de semanas, es posible que se produzca un significativo acontecimiento geopolítico, tanto a lo interno de Perú, como en el contexto andino y sudamericano en general.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com
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