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domingo, 20 de diciembre de 2020

Geopolítica de la no sociedad

El geógrafo francés Christophe Guilluy ha desarrollado un  interesante concepto para explicar las mutaciones sufridas por la sociedad occidental durante las últimas décadas del siglo XX y las dos primeras de la actual centuria. Se trata de lo que él da en llamar la ‘no sociedad’, que expresa una figura social caracterizada por la desaparición de la clase media, como resultado de su progresiva pauperización, y la consolidación de dos polos sociales, la clase alta y la clase popular.

Con su mirada de geógrafo, Guilluy descubre a la no sociedad a través de la representación cartográfica de la geografía social de la clase popular, asentada en las periferias de las ciudades y en las zonas rurales, y a la clase alta,  que habita y labora en territorios urbanos exclusivos, dotados de servicios públicos de primer nivel. Y a través de  los mapas de geografía electoral, para identificar los patrones de la votación a favor de determinadas opciones políticas, las cuales, en el caso de la clase popular, en apoyo a opciones populistas, muchas veces, promovidas por representantes de la clase alta (caso Trump, por ejemplo).

 

Geopolítica de la no sociedad

Lo revelador del concepto de no sociedad,  es que  coloca a la clase alta como gestora del descenso social, que ha dado lugar a una clase popular fragmentada, no homogénea, conformada por sectores de la población que luchan por su sobrevivencia y se atrincheran en sus identidades, sean étnicas, religiosas, de nacionalidad, de género o socioeconómicas, y que son presa fácil, precisamente, de las estrategias de marketing político-electoral desarrolladas por las opciones políticas que procuran su apoyo.

Así las cosas, la no sociedad, como realidad social, es también expresión de una realidad geopolítica, en la que las rivalidades de poder en el territorio se manifiestan dialécticamente en la bipolaridad clase alta-clase popular, y de manera muy intensa y polifórmica, a lo interno de la clase popular.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

lunes, 9 de noviembre de 2020

¿Guerra civil en Estados Unidos?

 Serán los especialistas en sociología, geografía electoral, geopolítica interna y otras disciplinas, los que se encarguen de descifrar y analizar los resultados de las elecciones realizadas en Estados Unidos, el 3 de noviembre de este año 2020. Y tendrán que hacerlo para establecer relaciones entre la escala territorial (de la macroterritorial a la  microterritorial) y las características raciales, socioeconómicas y de sexo de los que sufragaron.

¿Guerra civil en Estados Unidos?

De los numerosos análisis que surjan de los resultados del 3N, se llegará luego a  tener una idea clara del potencial conflictivo que se cierne sobre la sociedad estadounidense, toda vez que, en esta oportunidad, hubo una participación electoral superior a la de otras elecciones pasadas, y el ir a votar fue asumido, en buena medida, por parte de los simpatizantes republicanos y demócratas, como un compromiso histórico, como la posibilidad de avanzar unos, en una línea definida, y otros, para tratar de torcer el curso de los acontecimientos tejido durante los últimos cuatro años.

Si bien la fórmula ganadora demócrata, conformada por un representante de la élite blanca tradicional gobernante, y una política emergente hija de inmigrantes (de Jamaica el padre y de la India la madre), han definido como las cuatro prioridades principales de su gestión a la salud, la economía, la igualdad racial y el cambio climático, no hay duda que tendrán que transitar un camino empedrado, lleno de obstáculos.

Y no está lejos de la realidad la hipótesis de si en Estados Unidos existe de hecho una guerra civil de baja intensidad, no expresada propiamente de manera bélica, o si se avanza hacia ella. Porque lo que está en juego es la persistencia de un sistema, de un modelo de relación societal, que ha postergado las reivindicaciones de vastos sectores de la población estadounidense, que incluye a blancos, afrodescendientes, asiáticos y latinos, transversalizados por otras categorías que implican derechos. Y un dato no menor: la enorme cantidad de armas que existe en manos de los estadounidenses, de manera libre y legal. Como para pensar en eso.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

viernes, 30 de octubre de 2020

El protagonismo de Turquía

El presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha presentado una demanda en un tribunal de Ankara contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo, luego de que este medio de comunicación publicara una caricatura burlesca que hacía referencia a él.

Como se sabe, dicha caricatura ha sido publicada en medio de la polémica desatada por el presidente francés, Emmanuel Macrom, quien, en el homenaje póstumo que se le rindió al profesor Samuel Patty, defendió el uso de las caricaturas de Charlie Hebdo, como una muestra de la libertad de expresión que se ejerce en Francia



Después de las declaraciones de Macrom, el líder turco arremetió enojadamente,  al punto de decir que el presidente de Francia estaba mal de la  cabeza y que sufría de insania mental, y llamó a los musulmanes del mundo a boicotear los productos franceses, y en defensa de la fe islámica.

Ese tono altisonante utilizado por el presidente turco forma parte de un cierto protagonismo que se ha venido observando durante los últimos años, por parte de Turquía, y que  ha cobrado fuerza desde el fallido golpe de Estado contra Erdogan, en julio de 2016, que llevó luego a una severa purga en los diferentes poderes e instituciones de la nación heredera del Imperio Otomano.

Desde entonces, y hasta el presente, la voz y presencia de Turquía en el mundo  son cada vez más notorias. No por casualidad ha ocurrido la conversión en mezquita de la antigua basílica de Santa Sofía en Estambul, o la participación de tropas turcas en los conflictos armados de Siria, Libia y Armenia-Azerbaiyan, o la presión que ejerce el gobierno turco contra Grecia y Chipre en el Mediterráneo, o las múltiples alianzas que ha construido Turquía con Rusia, Irán y algunos países de América Latina como Chile, México y Venezuela. Pisa fuerte Turquía en el césped geopolítico del mundo.

 

Por Alfredo Portillo

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lunes, 19 de octubre de 2020

El futuro de Bolivia sin Evo y Álvaro


Conocidos los resultados extraoficiales  que dan el triunfo arrollador al binomio  conformado por Luis Arce Catacora para presidente, y David Choquehuanca para vicepresidente, en las  elecciones generales realizadas en Bolivia el domingo 18 de octubre de 2020, se puede afirmar que una nueva página se abre para la sociedad boliviana, sobre todo por el difícil año que ha transcurrido, luego del desplazamiento del poder del dúo conformado por Evo Morales y Álvaro García Linera, y la instalación de un curioso gobierno de transición presidido por Jeanine Añez. 

 


La victoria de Arce-Choquehuanca significa, de hecho, que en esta nación sudamericana se ha producido un conveniente relevo del liderazgo conductor, y que, al menos en lo que es el ejercicio directo del poder, la presencia de Morales-García  ya no será decisiva. Y no es que la conducción de este último binomio no haya sido beneficiosa para la mayoría de los bolivianos, sino que  pareciera que el tiempo y los acontecimientos apuntan en el sentido de los correctivos necesarios que hay que introducir en el proyecto de desarrollo boliviano.

Los resultados electorales, en términos de la votación obtenida por Arce-Choquehuanca, hablan por sí solos. Este binomio ha logrado la victoria en la primera vuelta, con una ventaja de más de 20 puntos con relación a la segunda opción, y además, atrajo para sus arcas a los votantes del pastor evangélico Chi Hyun Chung, y a los grupos de bolivianos de clase media e indígenas que se habían alejado del proyecto del MAS-IPSP. 

El triunfo ha sido alcanzado. Queda ahora que la conducción técnica de Luis Arce, como economista exitoso, y la sabiduría de los aimaras de David Choquehuanca, hagan posible el buen vivir para la mayoría de los bolivianos, en paz y en armonía.

Por Alfredo Portillo

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martes, 6 de octubre de 2020

El concepto de territorio y el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán


Si a cualquier azerí (habitante de Azerbaiyán) se le preguntara en este momento, qué  opina del conflicto que ha recrudecido por estos días de finales de septiembre y comienzos de octubre del año  2020, entre el gobierno  de su país y el gobierno de Armenia, seguramente que opinará que la posición de su gobierno es la correcta, porque está defendiendo la integridad del  territorio azerí,  en tanto que la región en disputa, Nagorno Karabaj, históricamente ha formado parte de este último. Y esta respuesta, sin duda, que responderá a la visión que tiene la población azerí, como producto de la educación histórica y geográfica que ha recibido.

Una respuesta similar, pero en sentido contrario, seguramente que dará un armenio (habitante de Armenia), siguiendo la misma lógica del azerí anteriormente consultado, con lo cual tendríamos dos respuestas contrapuestas, emanadas de dos individuos que pertenecen a naciones-estado con identidades muy diferentes, tanto desde el punto de vista étnico, como lingüístico y religioso.


 

Lo anterior adquiere un gran significado, al momento de referirnos al concepto de territorio, en tanto que éste no tiene únicamente  una connotación físico-espacial, sino que el mismo es el resultado del conjunto de elementos que lo conforman de manera interrelacional, con lo cual, éste presenta características diferentes según el momento en el que se le analice. Es decir, un territorio, ubicado según determinadas coordenadas geográficas, analizado en 1930, tendrá la misma ubicación que  en 1990, pero, debido a los procesos que en él se han dado a lo largo de sesenta años, tendrá características diferentes en la última fecha, en comparación con las de  la primera.

Lo que ocurre en Nagorno Karabaj es algo similar a lo que ha ocurrido a lo largo de los años en los Territorios Palestinos, en la región de Sinkiang (China),  en Crimea (Rusia) y en La Araucanía (Chile), para mencionar algunos casos, en los que procesos --naturales o estimulados--  migratorios y de crecimiento demográfico, que han involucrado a  poblaciones con determinadas características étnicas, lingüísticas y religiosas, han modificado sustancialmente las características de los territorios, con implicaciones políticas y geopolíticas importantes.

Por Alfredo Portillo

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viernes, 25 de septiembre de 2020

Tanzania y la influencia del swahili en África Oriental

Lo que se considera la región oriental del continente africano está conformada por 18 países, y se extiende desde el norte de Sudán  hasta el sur de Mozambique, e incluye países insulares del Océano Indico, como Madagascar y Comores. Desde el punto de vista lingüístico destacan lenguas coloniales como el inglés, el francés y el portugués, y lenguas nacionales como el amárico, el somalí, el malgache y el swahili.

 


Es precisamente la última de las lenguas mencionadas, el swahili, la que ha tenido el  proceso evolutivo de difusión más interesante, desde que Tanganica alcanzó su independencia en 1961, para posteriormente conformar junto con Zanzibar, en 1964,  la actual República Unida de Tanzania (en swahili: Jamhuri ya Muungano wa Tanzania), con lo cual se dio inicio a un proceso de “suahilización”  de la sociedad tanzana, bajo la conducción del presidente Julius  Nyerere.

Durante ya más de cinco décadas el swahili ha logrado difundirse ampliamente hacia los países del área de influencia de Tanzania, como Kenya, Uganda, Ruanda, Burundi y la parte oriental  de la República Democrática del Congo, y es utilizado en las relaciones comerciales, culturales y políticas entre estos  países. De hecho, cuando los presidentes de estos países van de visita de Estado a Tanzania, el idioma que preferentemente utilizan en sus discursos es el swahili, y lo mismo ocurre cuando el presidente de Tanzania les retribuye la visita.

De hecho, la Unión Africana apoya que el swahili se convierta en una lengua franca en todo el continente africano, en respaldo a los avances que ha habido durante los últimos años, cuando la Comunidad de África Oriental la adoptó como lengua oficial, al igual que lo hizo la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional. Sin duda, un proceso geolinguistico de grandes implicaciones geopolíticas, como parte de la África que se está construyendo de cara al futuro.

Por Alfredo Portillo

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martes, 8 de septiembre de 2020

Elicura Chihuailaf y la insurrección mapuche

El reciente otorgamiento del Premio Nacional de Literatura de Chile al poeta y ensayista chileno-mapuche, Elicura Chihuailaf, tiene un gran significado, toda vez que se trata del primer escritor de origen mapuche que recibe este reconocimiento, por lo que también es un reconocimiento a la cultura mapuche, en un país donde una parte de la sociedad es bastante hostil hacia los habitantes de esta etnia.


Elicura Chihuailaf y la insurrección mapuche


Chihuailaf, quien ha creado su obra literaria  tanto en español como en mapudungún  (la lengua mapuche), considera que esta última, dada su carácter de lengua aglutinante, es más rica que el español para expresar algunas frases y expresiones. El piensa que el premio que se le ha concedido, es una oportunidad para iniciar un diálogo sincero y de mutuo reconocimiento entre la sociedad chilena y la sociedad mapuche.

Justamente, el premio a Chihuailaf llega cuando Chile vive momentos de tensión política, como extensión de las protestas y manifestaciones de violencia iniciadas en octubre del año 2019, y la agudización del conflicto en la región de La Araucanía, protagonizado por miembros de la comunidad mapuche, quienes exigen el derecho a sus tierras ancestrales, y por sectores gremiales y empresariales, específicamente los transportistas-camioneros y las empresas forestales.

En este sentido, resulta de interés tomar en consideración la visión que sobre la cuestión-conflicto mapuche tiene el historiador y antropólogo chileno José Bengoa, quien considera que en La Araucanía se está viviendo un proceso de descolonización en un territorio compartido. Para Bengoa, la población originaria mapuche quedó como población minoritaria, en comparación con la población que fue llegando y se fue asentando en territorio araucano, por lo que se fue produciendo un desconocimiento y un desprecio hacia el mundo mapuche, algo que no es plenamente comprendido por la clase política chilena y por la sociedad chilena  en general. Por su parte, el pueblo mapuche apuesta fuertemente a una nueva constitución en Chile, en la que sus derechos sean consagrados plenamente.

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com

jueves, 27 de agosto de 2020

Incertidumbre geopolítica en la República de Mali

En la Revista Venezolana de Ciencia Política, Nº 43, del año 2013, se publicó un artículo de mi autoría titulado “El proceso geopolítico en la República de Mali (2012-2013)”, en el que se analizan los acontecimientos ocurridos en esta nación africana durante el período que va de enero de 2012 a septiembre de 2013, entre los cuales destaca la revuelta protagonizada al norte de Mali por la etnia tuareg, liderada por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA); la rebelión militar que depuso al presidente maliense Amadou Toumani Touré; la creación del Comité Nacional para el Retorno de la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE); la realización de nuevas elecciones presidenciales, de las que resultó electo Ibrahim Bubacar Keita; y la firma de un acuerdo de alto al fuego entre el gobierno de Mali y los tuaregs.


Incertidumbre geopolítica en la República de Mali


Siete años después, en estos días de agosto de 2020, la República de Mali vuelve a ser noticia. Nuevamente, los militares malienses insurgen en el escenario político y derrocan, esta vez,  al gobierno presidido por Ibrahim Bubacar Keita, a quien acusan de incapacidad para seguir gobernando. Acto seguido, se nombra un Comité Nacional para la Salvación del Pueblo (CNSP), liderado por el coronel Assimi Goita, y teniendo como vocero principal al coronel Ismael Wague.

Tal como ocurrió en el año 2013, actores como la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), la Unión Africana (UA) y el gobierno de Francia, entre otros, han fijado su posición, y han entrado a mediar en esta nueva crisis. Reuniones y negociaciones se han llevado a cabo  para intentar llegar a algún acuerdo. Mientras tanto, los militares tienen el control del país y las manifestaciones populares en apoyo a éstos se hacen cada vez más numerosas.

Los líderes políticos de la coalición opositora M5-RFP (Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas), hacen presencia en los medios de comunicación y en las tarimas improvisadas para explicar lo que está ocurriendo. Algo que sí es notorio en sus discursos, es una fuerte crítica  contra la injerencia de la CEDEAO y del gobierno francés en la dinámica interna de Mali. La incertidumbre geopolítica sigue presente. El territorio de Mali sigue en disputa.  

Alfredo Portillo

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jueves, 13 de agosto de 2020

Vacunas para el mundo | Covid-19

 Durante los días que van de este mes de agosto de 2020, las noticias alentadoras sobre la producción de vacunas para combatir la pandemia provocada por el Covid-19 han sido numerosas. Voceros tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como de los  países con mayor desarrollo científico del mundo, han lanzado al firmamento rayos de luz esperanzadora.

Vacunas  para  el  mundo | Covid-19

El reto que tiene la humanidad toda es gigantesco. Los casos de contagios para esta mitad de agosto ya pasan de los 20 millones, de los cuales más de 11 millones se concentran en Estados Unidos, Brasil e India, en tanto que Perú, México, Colombia, Chile y Argentina suman en conjunto más de 2 millones. La mancha del Covid-19 se extiende incesantemente.

La geopolítica del mundo se ha activado, al tiempo que los cálculos se enfocan en la cantidad de seres humanos que requieren la vacuna. Ese gran mercado ya ha sido segmentado por continentes, grandes regiones y países. La capacidad de influencia de determinados países, su prestigio científico, sus aparatos diplomáticos y su poder comunicacional están sobre la mesa.

La OMS, erigida durante los últimos siete meses en la rectora del mundo, se encuentra en un punto de inflexión. O regresa al segundo plano en que se encontraba antes del surgimiento de la presente pandemia, o de verdad asume un rol verdaderamente protagónico para el futuro de la humanidad. Porque es evidente que los modelos de desarrollo tendrán que sufrir cambios, y aspectos como la salud, las condiciones sanitarias y el acceso al agua para consumo humano, deben pasar a tener un papel preponderante.

En estos momentos los gobiernos de todos los países del mundo están reunidos en sus salas situacionales, revisando el curso de la pandemia. Algunos están enviando ayudas en forma de insumos, otros los están recibiendo. Todos están pendientes de las noticias sobre los avances en las pruebas de las vacunas que están en desarrollo. Ya comienzan a pensar en la posibilidad cierta de vacunar a su población. Y también se están preguntando, ¿y después de la vacuna qué?

Por Alfredo Portillo

alportillo12@gmail.com