El presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha presentado una demanda en un tribunal de Ankara contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo, luego de que este medio de comunicación publicara una caricatura burlesca que hacía referencia a él.
Como se sabe, dicha caricatura ha sido publicada en medio de
la polémica desatada por el presidente francés, Emmanuel Macrom, quien, en el
homenaje póstumo que se le rindió al profesor Samuel Patty, defendió el uso de
las caricaturas de Charlie Hebdo, como una muestra de la libertad de expresión
que se ejerce en Francia
Después de las declaraciones de Macrom, el líder turco
arremetió enojadamente, al punto de
decir que el presidente de Francia estaba mal de la cabeza y que sufría de insania mental, y
llamó a los musulmanes del mundo a boicotear los productos franceses, y en
defensa de la fe islámica.
Ese tono altisonante utilizado por el presidente turco forma
parte de un cierto protagonismo que se ha venido observando durante los últimos
años, por parte de Turquía, y que ha
cobrado fuerza desde el fallido golpe de Estado contra Erdogan, en julio de
2016, que llevó luego a una severa purga en los diferentes poderes e
instituciones de la nación heredera del Imperio Otomano.
Desde entonces, y hasta el presente, la voz y presencia de
Turquía en el mundo son cada vez más
notorias. No por casualidad ha ocurrido la conversión en mezquita de la antigua
basílica de Santa Sofía en Estambul, o la participación de tropas turcas en los
conflictos armados de Siria, Libia y Armenia-Azerbaiyan, o la presión que
ejerce el gobierno turco contra Grecia y Chipre en el Mediterráneo, o las
múltiples alianzas que ha construido Turquía con Rusia, Irán y algunos países
de América Latina como Chile, México y Venezuela. Pisa fuerte Turquía en el
césped geopolítico del mundo.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com