Durante los días que van de este mes de agosto de 2020, las noticias alentadoras sobre la producción de vacunas para combatir la pandemia provocada por el Covid-19 han sido numerosas. Voceros tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como de los países con mayor desarrollo científico del mundo, han lanzado al firmamento rayos de luz esperanzadora.
El reto que tiene la humanidad toda es gigantesco. Los casos
de contagios para esta mitad de agosto ya pasan de los 20 millones, de los
cuales más de 11 millones se concentran
en Estados Unidos, Brasil e India, en tanto que Perú, México, Colombia, Chile y Argentina suman en conjunto más de 2
millones. La mancha del Covid-19 se extiende incesantemente.
La geopolítica del mundo se ha activado, al tiempo que los
cálculos se enfocan en la cantidad de seres humanos que requieren la vacuna. Ese gran mercado ya ha sido segmentado por continentes, grandes regiones
y países. La capacidad de influencia de determinados países, su prestigio
científico, sus aparatos diplomáticos y su poder comunicacional están sobre la
mesa.
La OMS, erigida durante los últimos siete meses en la
rectora del mundo, se encuentra en un punto de inflexión. O regresa al segundo
plano en que se encontraba antes del surgimiento de la presente pandemia, o de
verdad asume un rol verdaderamente protagónico para el futuro de la humanidad.
Porque es evidente que los modelos de desarrollo tendrán que sufrir cambios, y aspectos
como la salud, las condiciones sanitarias y el acceso al agua para consumo
humano, deben pasar a tener un papel preponderante.
En estos momentos los gobiernos de todos los países del
mundo están reunidos en sus salas situacionales, revisando el curso de la
pandemia. Algunos están enviando ayudas en forma de insumos, otros los están
recibiendo. Todos están pendientes de las noticias sobre los avances en las
pruebas de las vacunas que están en desarrollo. Ya comienzan a pensar en la
posibilidad cierta de vacunar a su población. Y también se están preguntando,
¿y después de la vacuna qué?
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario