La dinámica geopolítica, es decir, la dinámica generada por
las rivalidades de poder en el territorio, es permanentemente alimentada por
decisiones que toman los gobiernos, u otros factores de poder, o por eventos o
acontecimientos que ocurren en el seno de las sociedades, ya sean de origen
humano o de origen natural. Como resultado de ello, siempre un territorio es
objeto de ser controlado, conquistado, defendido o utilizado.
A propósito de esto, el Comité Permanente de la Asamblea
Nacional Popular de la República Popular de China, ha aprobado una ley que
faculta al gobierno de Pekín a ejercer un mayor control y vigilancia sobre las
actividades que se desarrollan en territorio de la Región Administrativa
Especial de Hong Kong, algo que ha sido visto con suspicacia por varios
gobiernos de países occidentales. Se teme por la vigencia de la libertad, la
democracia y los derechos humanos.
Es claro que, desde una perspectiva geopolítica, con esta
ley el gobierno central de la República Popular de China busca limitar los
espacios de disidencia en el territorio Hong Kong y aumentar los niveles de
estabilidad, a fin de poder absorberlo plenamente e incorporarlo a su proyecto
de desarrollo nacional, vale decir, a su sistema.
Es cuestión de apreciar
territorialmente la decisión política tomada por el parlamento chino, al aprobar la referida ley, y ver la ubicación
que tiene el territorio Hong Kong, en el contexto de la región del sureste de
China. Numerosas ciudades, entre las que se encuentran Guangzhou, Dongguan, Jiangmen
y Shenzhen, además de Hong Kong y Macao, interconectadas por redes de
transporte terrestre y aéreo, y por redes de telefonía e Internet, a lo cual se
suma una poderosa infraestructura industrial, tecnología de primer nivel,
puertos y aeropuertos, y el vasto Mar del Sur de China. Suficientes razones
geopolíticas, son éstas.
Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com
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