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domingo, 29 de marzo de 2020

Lombardía: ¿casualidad o plan?


En marzo de 2019 el presidente de China, Xi Jinping,  y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, firmaron en Roma un memorándum de entendimiento  para la incorporación de Italia al gran proyecto chino del siglo XXI,  conocido como la Nueva Ruta de la Seda, lo que  representaría para el país europeo inversiones y oportunidades comerciales por miles de millones de euros. El horizonte, en ese momento, lucía brillante y despejado.

Lombardía: ¿casualidad o plan?


Nadie podía imaginar, en ese marzo de 2019, que un año después, ese horizonte iba a presentarse opaco e incierto. La crisis desatada por la pandemia del coronavirus ha puesto en jaque, al menos transitoriamente, ese futurista acuerdo. Italia, y en particular la norteña región de Lombardía, se han convertido en la catapulta del pernicioso virus surgido en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei (China).

Y es que pareciera  que el fatal destino escogió  a la región más próspera y densamente poblada de Italia, a Lombardía, entrada al norte de Europa, para diseminar,  por todo este continente,  por  África y por América, la contagiante enfermedad del coronavirus. Para ello ha servido como contexto socio económico cultural, la frenética vida de eventos deportivos, musicales y de otros tipos que caracteriza a los europeos, y las conexiones aéreas entre las principales capitales europeas y las principales ciudades de África y América.

Cuando ya estamos cerrando el mes de marzo de 2020, los reportes de la Organización Mundial de la Salud dan cuenta de más de 500 mil infectados y más de 20 mil fallecidos en todo el mundo, como saldo rojo que hasta ahora desprende la pandemia del coronavirus. Las cifras de la economía mundial y de las economías nacionales, familiares y personales, también se están expresando en números rojos. Habría que pensar por qué el destino escogió a Lombardía.

Por Alfredo Portillo
alportillo12@gmail.com

sábado, 21 de marzo de 2020

Geopolítica después del coronavirus


En medio de la crisis del coronavirus  que sacude al mundo, Corea del Norte acaba de realizar una nueva prueba  armamentística, al  lanzar dos misiles de corto alcance que cayeron en el mar de Japón, al tiempo que Estados Unidos anunció que había realizado el ensayo de un misil que voló a velocidades hipersónicas, capaz de aniquilar los sistemas de defensa de un adversario. Ambas pruebas forman parte de las continuas rivalidades de poder, que no cesan, a pesar de crisis como la del coronavirus. La dinámica geopolítica se manifiesta día a día.


Geopolítica después del coronavirus

A todas estas, después que la actual crisis sanitaria y de salud, que está teniendo efectos económicos devastadores, sea superada, la geopolítica tendrá que ser vista de manera diferente, tanto como realidad, como disciplina, como visión y como estrategia. Una nueva realidad habrá emergido, en la que destacará, sin duda alguna, el incremento de la influencia de China a nivel mundial, después de haber derrotado al coronavirus, y después de haber prestado asistencia a numerosos países para ayudarlos a superar la crisis.

Como disciplina, la geopolítica tendrá que replantear  sus enfoques al momento de analizar las potencialidades de los países, así como las amenazas a los que están expuestos, y se tendrá que incluir variables como el sistema sanitario y de salud, la salud de la población,  el sistema de gobierno vigente y el modelo organizativo de la sociedad.

Nuevas visiones y estrategias geopolíticas surgirán en lo adelante, en la época post-coronavirus. Los territorios y las relaciones entre países, tendrán que ser concebidos en el marco de estrategias que apunten a una mejor calidad de vida de las poblaciones, lo que implica mejorar los sistemas de alimentación y nutrición, los sistemas de salud, la calidad del agua, del aire y del ambiente en general. El mundo, sin duda alguna, ha sido sacudido, se ha hecho más global, más interconectado. 

Los enfermos, cualesquiera sean, requieren ser atendidos. Las posibilidades de contagio así lo obligan.

Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve