La geopolítica tiene que ver con las rivalidades de poder
entre grupos humanos en el territorio, y puede ser vista desde cuatro
perspectivas: como una realidad, como una disciplina, como una visión y como
una estrategia. Las rivalidades surgen como resultado de las diferencias en los
intereses que cada grupo humano tiene
con relación al territorio.
La geopolítica de las lenguas, de manera específica, se
refiere al papel que el elemento lingüístico juega en las rivalidades de poder.
Esto se debe a que, las lenguas, además
de instrumentos de comunicación y de difusión de las culturas de los pueblos y
naciones, son también elementos cohesionadores de esos pueblos y naciones, y de
reforzamiento de su identidad.
Ahora bien, cuando se habla de geopolítica de las lenguas,
el enfoque debe centrarse en los grupos humanos que hablan determinadas lenguas
y en los territorios que estos habitan, o de los que forman parte como elementos
constitutivos. Por eso, al pensar en la gran cantidad de lenguas que existe,
hay que hacer la equivalencia con los grupos humanos que las hablan, y las
rivalidades que surgen o puedan surgir entre ellos.
A propósito de esto, en el año 2017 se realizó un evento en la Facoltá di Scienze
Linguistiche de la Università
Cattolica del Sacro Cuore Brescia (Italia), para analizar la complejidad de
los factores que concurren en la construcción y variación de las lenguas. Al
respecto, los académicos que participaron en dicho evento emitieron algunas
opiniones de interés con relación a la geopolítica de las lenguas.
Es el caso de Sonia Bailini, quien al referirse al español,
considera que esta lengua está viviendo un nuevo siglo de oro y está en franca expansión,
debido a la política lingüística desarrollada principalmente por el Instituto
Cervantes desde 1990, y a los flujos migratorios de latinoamericanos hacia
América del Norte y Europa. También está
el caso del chino, lengua ésta que, según Elisa Giunipero, está siendo
difundida por el gobierno de la República Popular de China a través de las
sedes del Instituto Confucio
establecidas en numerosos países de los cinco continentes.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve