Páginas

miércoles, 2 de enero de 2019

Mandarinas: el conflicto entre Abjasia y Georgia llevado al cine

En el territorio de lo que actualmente es  la República Autónoma de Abjasia, ubicada al occidente de Georgia, y limitando con Rusia y el Mar Negro, se producen anualmente más de 30 mil toneladas de mandarinas, las cuales, en su mayor parte, van con destino al mercado ruso. En dicho territorio se libró una guerra durante los años 1992  y 1993,  entre separatistas abjasios y tropas georgianas. A ese conflicto se le ha denominado la guerra de los cítricos.



Algunos de dichos acontecimientos fueron llevados al cine a través de la película “Mandarinas”, una producción estonia-georgiana del año 2013 que recientemente tuve la oportunidad de ver. Con la dirección y guión de Zaza Urushadzey las actuaciones principales de Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Giorgi Nakashizde y Misha Meskhi, esta película fue nominada a los Premios Oscar y Globos de Oro como mejor película de habla no inglesa, galardonada como mejor película de habla no inglesa de los Satellite Awards y como mejor película europea de los Premios Gaudí.

El conflicto abjasio-georgiano es uno de los tantos conflictos (algunos no resueltos) que se desataron a raíz de la fragmentación de la antigua Unión Soviética, como producto de las reivindicaciones territoriales y de autonomía que numerosos pueblos, especialmente de la región del Cáucaso, esgrimieron para hacer valer sus derechos históricos y políticos. En el caso de lo que muestra la película “Mandarinas”, los abjasios demandaban autonomía política y reafirmación étnica, por lo que arremetieron principalmente contra personas de origen georgiano y estonio que habitaban en su territorio.

Uno de los pasajes más interesantes de la película muestra la actitud de dos ciudadanos de origen  estonio, cultivadores de mandarinas, quienes, en medio de las refriegas, acogen en su casa a dos combatientes heridos, uno checheno que luchaba  del lado de los abjasios, y otro georgiano, a quienes les curan las heridas, hacen que dialoguen y se entiendan, haciéndoles reflexionar sobre lo absurdo de esa guerra.

Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve

No hay comentarios.:

Publicar un comentario