Recientemente, Ernesto Henrique Fraga
Araújo, quien ha sido designado por el presidente electo de Brasil, Jair
Bolsonaro, para conducir la política exterior del gigante sudamericano, declaró
que el límite en las futuras relaciones entre su país y Estados Unidos es el cielo, para dar a
entender que serán infinitas en cuanto al provecho mutuo.
Ernesto Henrique Fraga Araújo confirma de
esta manera la visión que, intelectualmente, ha venido construyendo a lo largo
de los años, con relación al alineamiento que, con Estados Unidos, debe tener Brasil. En tal sentido, en el año 2017 publicó el artículo “Trump e o
Ocidente”, en el cual, a partir de algunos discursos que, durante lo que va de su mandato, ha pronunciado el presidente estadounidense,
extrae las orientaciones generales de la política exterior que en defensa de
Occidente debe apoyar y secundar Brasil.
El futuro Canciller brasileño entiende que
Donald Trump propone una visión de Occidente no basada en el capitalismo y en
la democracia liberal, sino más bien en la recuperación del pasado simbólico,
de la historia y de la cultura de las naciones occidentales, y considera que el
excéntrico magnate presidente tiene una visión del mundo que sobrepasa
largamente, en profundidad y extensión, las visiones de la élite
hiperintelectualizada y cosmopolita que lo desprecia.
En la lectura que hace del discurso de
Trump, el Canciller de Bolsonaroresalta
la idea, según la cual, las amenazas
de Occidente no solamente son las visibles, el terrorismo islámico
radical y la burocracia, sino también la pérdida de la propia identidad
occidental, la pérdida del espíritu, la desaparición de los lazos de cultura,
fe y tradición de Occidente. Y con las propias palabras de Trump dice: “La
defensa de Occidente no depende tan sólo de los medios, sino también de la
voluntad de sus pueblos. Podemos tener las mayores economías y las armas más
mortíferas de la Tierra, pero si no
tenemos familias fuertes y valores fuertes, entonces seremos débiles y no
sobreviviremos”.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
El recién nombrado Canciller brasileño se equivocó de instancia, ya que no es el cielo el el límite en las futuras relaciones entre su país y EE.UU., sino el infierno a lo que le arrastrará el imperio estadounidense por el sólo hecho de apoyar cualquier iniciativa o geopolítica que a bien tenga su filiación política con su ídolo Trump, como la liberal, al igual que también en la recuperación del pasado de "grandeza" que de nuevo quiere imprimirle a su país como "protector" de Occidente, sin importar los costos que esto implicaría para la humanidad. Gracias por compartir.
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