En su artículo “The Sacral Geography of
Islamic Jihad”, Tim Hawemann desarrolla el tema de la construcción de una
geografía sagrada por parte de los movimientos que impulsan la yihad islámica. Hawemann
parte de la idea de que la geopolítica no es un asunto que incumbe sólo a los Estados-nación que tienen objetivos militares y económicos, sino que
también tiene que ver con organizaciones, como pueden ser grupos y movimientos
religiosos.
La geografía sagrada es una construcción
mental en la que confluyen el cielo, la Tierra y el más allá, conectados a
través de un eje vertical, en combinación con un eje horizontal que se despliega en todas las
direcciones de los puntos cardinales. Por lo tanto, hay un centro sagrado del
mundo, donde se pone de manifiesto la vinculación entre Dios y el más allá.
Para los musulmanes, el centro sagrado es la Kaaba, una construcción en forma
de prisma rectangular que está dentro de la mezquita Masjid al-Haram, ubicada en La Meca (Arabia Saudita).
Por su parte, la yihad islámica es
entendida como el esfuerzo que hacen los musulmanes, en un doble sentido. La
yihad islámica mayor se da en el plano espiritual, y es la lucha interna con
uno mismo; en tanto que la yihad islámica menor, es la guerra santa contra
aquellos que agreden al Islam y contra los no creyentes.
Al analizar el espacio sagrado de la yihad
islámica, es importante destacar
que éste tiene un alcance global. Esta es una diferencia importante que
presenta el islam yihadista global, al compararlo con el islamismo tradicional. En algunos
países hay o hubo movimientos islamistas particulares, con actuaciones
circunscritas a un ámbito territorial limitado, como por ejemplo los talibanes en Afganistán, o Hamas en Palestina, pero
en cambio la yihad islámica tiene un
radio de actuación global, que
cruza las fronteras y no puede ser reducido a territorios nacionales.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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