Recientemente tuve la oportunidad de ver la
película alemana Colonia Dignidad, dirigida por Florian Gallenberger y
protagonizada por Daniel Brühl, Emma Watson y Michael Nyqvist. Esta pieza
cinematográfica está basada en los hechos reales acontecidos a partir del golpe
de Estado comandado por Augusto Pinochet en Chile, en septiembre de 1973, que derrocó al gobierno de Salvador Allende. En lo
sucesivo se muestran las atrocidades cometidas en la terrorífica Colonia
Dignidad contra ciudadanos chilenos y extranjeros, residentes allí desde su fundación, y contra los capturados y secuestrados por las fuerzas represivas
de la dictadura pinochetista.
Colonia Dignidad, inicialmente conocida
como Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, fue fundada en 1961 por el
prófugo nazi Paul Schäfer, y funcionó como un enclave territorial (campo de
concentración) en la comuna de Parral,
al sur de la provincia de Linares, en la Región
del Maule, en el centro de Chile. En
este enclave, con una extensión de 3.062 hectáreas, se construyeron unas
instalaciones pensadas para tiempos de guerra: sótanos, túneles secretos,
talleres para fabricación de armas, una enfermería y hasta una pista de
aterrizaje.
Llama mucho la atención el hecho de
que Colonia Dignidad se desarrolló a la
vista de los gobiernos del conservador Jorge Alessandri (1958-1964), del
democratacristiano Eduardo Frei Montalva (1964-1970), del socialista Salvador
Allende (1970-1973), del militar Augusto Pinochet (1973-1990), del
democratacristiano Patricio Aylwin (1990-1994) y del democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle
(1994-2000), porque no fue sino durante el gobierno del socialista Ricardo
Lagos (2000-2006) que se iniciaron las investigaciones sobre los crímenes
cometidos en Colonia Dignidad, y que a la postre dieron con la captura y
encarcelamiento de Paul Schäfer y sus
colaboradores.
Pero llama aún más la atención la posición
que mantuvieron los gobiernos de Alemania Occidental y luego los gobiernos de
Alemania reunificada, de hacerse de la vista gorda y seguramente que de apoyo a
Colonia Dignidad, al punto que, fue apenas en el año 2016 que el Ministro de
Relaciones Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmeier, en nombre del gobierno
alemán, reconoció los errores cometidos por la política exterior de su país en
Chile. Sus palabras son más que elocuentes: “La embajada alemana perdió la
orientación en su afán por mantener buenas relaciones con el país anfitrión”.
Ahora, en donde existió Colonia Dignidad, funciona Villa Baviera, cuyos
habitantes se dedican a labores agrícolas y turísticas, para olvidar el pasado.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
Es triste que la Historia humana se base en recordatorios (los museos de Hisroshima y Nagazaki; o los del holocausto nazi, en Israel) u olvidos ("...en donde existió Colonia Dignidad, funciona Villa Baviera, cuyos habitantes se dedican a labores agrícolas y turísticas, para olvidar el pasado.") de los desmanes cometidos por los actos de la Historia irracional que nos sigue afectando la memoria y nuestra propia existencia, cuando deberíamos estar en actos de consciencia permanente para que los mismos no se repitan como en efecto sigue ocurriendo. Gracias por compartir.
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