Páginas

sábado, 21 de octubre de 2017

Visiones y perspectivas de la geopolítica

“Visiones y perspectivas de la geopolítica contemporánea”  es un libro editado en el año 2011 por la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la coordinación de Leopoldo González Aguayo. En el mismo se recogen trabajos producidos por académicos  que realizan labores de investigación y de docencia en el campo de la geopolítica.

Visiones y perspectivas de la geopolítica

Los dos primeros trabajos están dedicados a las escuelas clásicas de la geopolítica: la alemana y la francesa. Se muestra cómo se fue desarrollando la escuela alemana a partir de la ideas de finales del siglo XIX de Federico Ratzel,  y de las ideas de comienzos del siglo XX de Rudolf Kjellen, para luego consolidarse en los años sucesivos con los aportes de Karl Haushofer. Por su parte la escuela francesa se conformó con los aportes iniciales de Jean Bodin, plasmados en su obra “Los lazos del suelo y la nación”, y del Barón de Montesquieu, en su obra “El espíritu de las leyes”, para luego hilvanar con las ideas de Vidal de La Blache y Jean Brunhes, y las más recientes de Yves Lacoste.

Continúa el libro con dos trabajos que procuran aprovechar los aportes iniciales de la geopolítica para ampliar su perspectiva. El primero tiene que ver con la construcción de una escuela geopolítica mexicana, con base en la ubicación geográfica de México y la potencialidad de su territorio, mientras que el segundo apunta a considerar la geopolítica como base de la política exterior de un Estado.

Otros dos trabajos están dedicados a relacionar la geopolítica con la disponibilidad de recursos por parte de un Estado. Se trata en el primer caso de un análisis geopolítico de la situación de los hidrocarburos en el mundo, tomando en cuenta su valor estratégico, y en el segundo caso se desarrolla el tema de la geopolítica del conocimiento aplicado al estudio de la biodiversidad y la biotecnología.

Finaliza el libro “Visiones y perspectivas de la geopolítica contemporánea”  con una mirada geopolítica a dos regiones de gran importancia para América Latina.  Se trata en primer lugar de la región de Los Andes sudamericanos, y el rol geopolítico que en ella  juegan Colombia y Venezuela; y en segundo lugar, la Antártida y su proyección estratégica, recordando  que, como alguna vez se dijo, “la Antártida no era una fantasía de los geógrafos o un espejismo de los navegantes”.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve

lunes, 16 de octubre de 2017

El desafío indígena-zapatista en México

María de Jesús Patricio Martínez, en estos días de mediados de octubre de 2017, comenzó su recorrido por algunas comunidades del estado de Chiapas, en el sur de México, en compañía de miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Este recorrido lo hace Marichuy, como también se le conoce a esta mujer indígena, en su condición de candidata a la presidencia de México, en representación del Congreso Nacional Indígena (CNI) y del Concejo Indígena de Gobierno (CIG).

El desafío indígena-zapatista en México


Marichuy significa el desafío lanzado por las comunidades indígenas mexicanas y por el movimiento zapatista, como una opción político-electoral que aspira a captar el voto de las masas urbanas pobres, del campesinado olvidado y desasistido y de los indígenas oprimidos. Como bien lo señaló una líder zapatista: “Ha llegado la hora de estar representados todos y todas, campo y ciudad, por una compañera que luchará por el pueblo de México”.

El desafío de Marichuy se da en México, un país con  profundos problemas de violencia y de pobreza, que cuenta con una población de 120 millones de habitantes, de los cuales al menos 10 millones son indígenas pertenecientes a las diferentes etnias que allí existen. En el caso de María de Jesús Patricio Martínez, ella pertenece a la etnia nahua, nacida en Tuxpan, en el estado de Jalisco, y su labor social la ha realizado como médica tradicional  y como defensora de los derechos humanos. Durante los próximos meses, Marichuy será noticia; de su desempeño y de sus avances, todos estaremos pendientes.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve

jueves, 5 de octubre de 2017

Colonia Dignidad | Chile | Cine

Recientemente tuve la oportunidad de ver la película alemana Colonia Dignidad, dirigida por Florian Gallenberger y protagonizada por Daniel Brühl, Emma Watson y Michael Nyqvist. Esta pieza cinematográfica está basada en los hechos reales acontecidos a partir del golpe de Estado comandado por Augusto Pinochet en Chile, en septiembre de 1973, que  derrocó al gobierno de Salvador Allende. En lo sucesivo se muestran las atrocidades cometidas en la terrorífica Colonia Dignidad contra ciudadanos chilenos y extranjeros, residentes  allí desde su fundación, y  contra  los capturados y secuestrados por las fuerzas represivas de la dictadura pinochetista.

Colonia Dignidad | Chile | Cine


Colonia Dignidad, inicialmente conocida como Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, fue fundada en 1961 por el prófugo nazi Paul Schäfer, y funcionó como un enclave territorial (campo de concentración)  en la comuna de Parral, al sur de la provincia de Linares, en la Región  del Maule, en el centro de Chile. En  este enclave, con una extensión de 3.062 hectáreas, se construyeron unas instalaciones pensadas para tiempos de guerra: sótanos, túneles secretos, talleres para fabricación de armas, una enfermería y hasta una pista de aterrizaje.

Llama mucho la atención el hecho de que  Colonia Dignidad se desarrolló a la vista de los gobiernos del conservador Jorge Alessandri (1958-1964), del democratacristiano Eduardo Frei Montalva (1964-1970), del socialista Salvador Allende (1970-1973), del militar Augusto Pinochet (1973-1990), del democratacristiano Patricio Aylwin (1990-1994) y  del democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), porque no fue sino durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos (2000-2006) que se iniciaron las investigaciones sobre los crímenes cometidos en Colonia Dignidad, y que a la postre dieron con la captura y encarcelamiento de Paul Schäfer  y sus colaboradores.

Pero llama aún más la atención la posición que mantuvieron los gobiernos de Alemania Occidental y luego los gobiernos de Alemania reunificada, de hacerse de la vista gorda y seguramente que de apoyo a Colonia Dignidad, al punto que, fue apenas en el año 2016 que el Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmeier, en nombre del gobierno alemán, reconoció los errores cometidos por la política exterior de su país en Chile. Sus palabras son más que elocuentes: “La embajada alemana perdió la orientación en su afán por mantener buenas relaciones con el país anfitrión”. Ahora, en donde existió Colonia Dignidad, funciona Villa Baviera, cuyos habitantes se dedican a labores agrícolas y turísticas, para olvidar el pasado.

Por Alfredo Portillo

alportillo@ula.ve