A mediados de enero de 2017 el presidente
de la empresa estatal chilena Corporación del Cobre (Codelco), Oscar
Landerretche, fue objeto de un atentado en el que se utilizó un paquete bomba
que le hicieron llegar a su residencia. Este atentado fue reivindicado por
un grupo
autocalificado como ecoterrorista.
De ser cierta la existencia de este grupo
chileno ecoterrorista, entonces estamos en presencia de un grupo que actúa y
utiliza la violencia en nombre de la defensa del ambiente y los ecosistemas,
una práctica poco difundida, pero que no deja de interesar e inquietar.
A propósito de esto, el año pasado tuve la
oportunidad de ver dos películas que se relacionan con este tema. Se trata de
las películas The
East y Movimientos
Nocturnos, que ejemplifican muy bien las motivaciones que llevan a un
grupo de personas a practicar el ecoterrorismo.
En el caso de la película The
East, se trata de un grupo de jóvenes
adeptos a la filosofía de vida conocida como friganismo, que
cometen atentados contra compañías que,
según su parecer, ocasionan daños a la
naturaleza y a los seres humanos. Sus acciones van dirigidas específicamente
contra una compañía cuyos efluentes van directo a una fuente de agua,
contaminándola y limitando su acceso a
los habitantes de una ciudad, y contra una compañía farmacéutica que produce
algunos fármacos que lesionan severamente el sistema nervioso de las personas
que los consumen.
Por su parte, en Movimientos Nocturnos se
puede apreciar cómo un pequeño grupo de personas, adoctrinado en la ideología de defensa a ultranza del
ambiente y, desde una perspectiva
pesimista acerca del futuro de la humanidad, arremeten contra una represa que
impide la equitativa distribución del agua en una región, para lo cual utilizan
una cantidad significativa de explosivos, haciéndola colapsar.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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