La República de Haití ha sido nuevamente
noticia. Los diferentes medios de comunicación del mundo se han hecho eco del
impacto que sobre este pequeño país caribeño ha tenido el paso por sus costas
del huracán Matthew. Miles de muertos y heridos, destrucción de viviendas y arrase de infraestructura básica, es el
balance que ha dejado este evento meteorológico, que recorrió todo el arco
caribeño, desde una posición sureste en Trinidad y Tobago, hasta una posición
noroeste en las costas surorientales de Estados Unidos.
Matthew se ensañó contra el pueblo
haitiano, de la misma forma que lo hicieron
el terremoto de 7 grados en la escala de Richter ocurrido
en el año 2010, y el huracán Jeanne que se hizo presente en el año 2004, para
dejar al descubierto, una vez más, la
vulnerabilidad que caracteriza al país de Alexandre Pétion. Una vulnerabilidad
que tiende a aumentar cada vez más, en la medida que la población haitiana se
incrementa a un ritmo vertiginoso.
Y es que al revisar las cifras de Haití, y
compararlas con las de Venezuela, es fácil darse cuenta del drama humano que
existe en el corazón del gigantesco Mar Caribe. En Haití, cuyo territorio tiene
una extensión de 27.750 km², habitan
unos 11 millones de seres humanos, lo que da una densidad de población de más o
menos 400 habitantes porkm², 13 veces más que la densidad de población de
Venezuela, en medio de una economía que se resume en un Producto Interno Bruto
(PIB) equivalente, apenas, al 3 % del
PIB venezolano. Por eso, el Indice de Desarrollo Humano de Haití se ubica en la parte baja de la escala, con un 0,483.
La vulnerabilidad de Haití, y su pobreza
extrema, pueden llegar a niveles inimaginables, tomando en cuenta la
probabilidad de ocurrencia de eventos meteorológicos de alto impacto, atizados
por las manifestaciones del cambio climático. A esto se une, como combustible
inflamable, el crecimiento demográfico de Haití, cuya población, al cabo de 30
años, puede llegar a ser superior a los 20 millones de seres humanos. Una razón
suficiente para que desde Estados Unidos, Francia, Cuba, México, Brasil y Venezuela,
entre otros, miren con ojos de estabilidad geopolítica hacia el corazón del Mar
Caribe, hacia la isla La Española, en cuya
parte occidental se encuentra Haití.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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