Hace algunos días tuve la oportunidad de
ver la película china-francesa “El camino del
lobo” (también figura como “El último lobo”), dirigida por Jean-Jacques
Annaud, basada en la novela autobiográfica
de LuJiamin. Esta película está
ambientada en los últimos años de la década de los sesenta del siglo XX, en
pleno proceso de la Revolución Cultural llevada a cabo en la República Popular
de China (RPCh).
En la película se cuenta la historia de dos
estudiantes que habitaban en Pekín y que fueron enviados a territorio de la
República Autónoma de Mongolia Interior (zona de color rojo en mapa anexo de la
RPCh), para convivir con una comunidad nómada mongol, la cual tenía una forma
de vida basada en una estrecha relación con su ambiente natural, que a la postre resultó completamente
modificado por el sucesivo proceso de colonización llevado a cabo por la etnia china de los han.
La comunidad nómada mongol interactuaba
estrechamente con una manada de lobos que también habitaba en su territorio.
Los lobos se alimentaban principalmente de las gazelas que atrapaban, después
de una paciente espera. A algunas de las gazelas las enterraban en época de
invierno para preservarlas y así tener alimento para sus cachorros. Los pastores
nómadas posteriormente iban y desenterraban a algunas de las gazelas
congeladas y se las llevaban para su alimentación. Se aseguraban de dejar parte
del botín a los lobos para evitar que estos
se acercaran a sus campamentos en busca de las ovejas que criaban. También
los lobos se encargaban de controlar a los roedores que se alimentaban de la
vegetación utilizada por los pastores nómadas.
En “El camino del lobo” se puede apreciar
muy bien el proceso de desterritorialización que sufrió la comunidad nómada
mongol, después que funcionarios del gobierno chino implementaron la práctica de eliminación de los
cachorros de los lobos. Este hecho
desencadenó ataques feroces por parte de los lobos contra los campamentos de
los pastores nómadas mongoles. Posteriormente la eliminación de la manada de
lobos adultos se hizo de manera sistemática, provocando un cambio radical en la
dinámica territorial del paradisíaco lugar que consiguieron años atrás los dos jóvenes estudiantes recién llegados
de Pekín.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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