Cuando ya transcurre el segundo semestre de
2016, y la sociedad colombiana se
prepara para ratificar los acuerdos de paz que se han venido logrando en La
Habana, entre los representantes del gobierno que preside Juan Manuel Santos y
los representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –
Ejército del Pueblo (FARC-EP), resulta oportuno detenerse a echarle una mirada
al fenómeno del llamado paramilitarismo, toda vez que tanto voces de la
guerrilla como de organizaciones sociales,consideran que una
condición imprescindible para que
la paz se consolide, es que las
estructuras paramilitares que aún subsisten, sean desmanteladas en su
totalidad.
Al hacer la revisión de algunos materiales escritos
sobre este fenómeno, destaca el artículo de Iván Cepeda-Castro (Los
paramilitares: dispositivo del modelo "democrático" de control social),
en el que se hace la siguiente precisión: “A grandes rasgos el período de
gestación y estabilización del fenómeno paramilitar en la historia más reciente
de Colombia se sitúa entre 1982 y 1994; etapa que abarca desde la implantación
del proyecto paramilitar en el municipio de Puerto Boyacá hasta la primera
cumbre de las autodefensas, realizada en diciembre de 1994”.
Más adelante Cepeda-Castro aporta un dato
importante que lleva a darle el calificativo de actor geopolítico a los
paramilitares,en tanto que entraron a participar en las rivalidades de poder en
el territorio colombiano, ya que de un planteamiento de autodefensa y seguridad
de la propiedad de la tierra, se pasó a la lucha por el control territorial,
“que significa el dominio total de una región, municipio, ciudad o zona de la
ciudad, e implica el manejo de su economía, el copamiento del aparato estatal,
la intervención en el funcionamiento de las instituciones sociales y la
supervisión de los habitantes de la región”. Algo que se aprecia, en su amplia
extensión, en el mapa anexo.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
En esencia, el control militar, ya sea de orden regular o irregular, implica control territorial y este, a su vez, es control político. El poder, sin importar su naturaleza, siempre es poder sobre otros. Gracias por compartir.
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