La lectura del artículo de Anne-ClémentineLarroque
(L’islamisme aujourd’hui : du quiétisme au djihâdisme. Diversité et
réalités géopolitiques), publicado en www. diploweb.com, permite aproximarse
con alguna claridad al fenómeno geopolítico del llamado yihadismo, que golpeó
recientemente en Paris (Francia).
Para Larroque, el yihadismo es una
expresión del islamismo, en tanto que éste es la manifestación política del
islam como religión. El islamismo tiene una visión totalizante de la sociedad, y engloba sus leyes, sus
principios económicos y sus individuos. El carácter político del islam está
determinado por la naturaleza de la charia o ley islámica, la cual es
aplicada a la comunidad islámica.
El yihadismo ha sido impulsado por la
corriente islámica denominada salafismo, que postula ir a los orígenes del
islam. Larroque identifica tres formas de salafismo: el salafismo misionero o
de predicación, basado en la educación y obras de beneficencia; el salafismo
político reformista, que apunta a la creación de un Estado islámico por la vía
política; y el salafismo yihadista, que apela a la violencia y al terrorismo, ya
sea en el seno de un país musulmán o en otro tipo de país.
Entre los grupos activos calificados como
yihadistas figuran: Al Qaeda, con presencia en el norte de África, Península
Arábiga y Afganistán; Boko Haram, que actúa en Nigeria, Níger, Chad y Camerún;
Al Shabaab, con presencia en Somalia y Kenya; Estado Islámico, que controla
territorios en Iraq, Siria y Libia; OkbaIbn Nafaâ, que ha realizado operaciones en Túnez; Yihad
Islámica Palestina, con presencia en los territorios palestinos; Tehrik-e-TalibanPakistan,
que opera en Pakistán. Como se puede apreciar, el yihadismo es un fenómeno
geopolítico de amplia cobertura territorial
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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