Papa Francisco estuvo en África. Entre el 25 y el 30 de noviembre de 2015, el
Santo Padre visitó tres países de la África subsahariana de mayoría cristiana.
Kenya, Uganda y la República Centroafricana
fueron el destino que el Vaticano escogió para hacer sentir su presencia
en los territorios africanos. El discurso cristiano se hizo escuchar, durante
seis días, en varias lenguas. En Kenya y Uganda se habló en swahili, español,
italiano e inglés, mientras que en la República Centroafricana los discursos y
homilías se sucedieron en sango, español, italiano y francés.
Papa Francisco dijo muchas cosas. Entre
otras, fue claro al decir que no vivimos en el cielo, sino en la Tierra, y ésta
está llena de dificultades. Llamó a no dejarse vencer ni perder la esperanza.
Exhortó a los políticos y empresarios a luchar contra la pobreza y la
frustración. Al respecto expresó lo siguiente: "La experiencia demuestra
que la violencia, los conflictos y el terrorismo, que se alimentan del miedo,
la desconfianza y la desesperación, nacen de la pobreza y la frustración”.
Cuando visitó el suburbio de Kangeni, en
Nairobi, la capital de Kenya, el Sumo
Pontífice invocó el derecho que tienen todos los seres humanos a la tierra, al
techo y al trabajo. Recordó que el acceso al agua potable es un derecho humano
imprescindible para poder vivir dignamente. Pidió educación y trabajo para los
jóvenes, para evitar que se dejen seducir por los grupos violentos y por la
drogadicción.
Papa Francisco también habló en África de
la intolerancia y de las luchas intertribales. Recomendó usar tres palabras: el
oído, el corazón y la mano. El oído para escuchar lo que los otros piensan y
dicen; el corazón, que debe estar abierto para brindar afecto a los contrarios;
la mano, para estrechar las manos de los otros, y avanzar juntos en proyectos
de bien común. Así, Kenya, Uganda y la República Centroafricana mostraron al
mundo parte de su rostro. La vida igual continuará.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve