Sobre el territorio de la República de Yemen, de algo más de 500 mil km² y donde
habitan 25 millones de habitantes, al sur de la Península Arábiga, continúa el desarrollo de la
operación militar conocida como Tormenta Decisiva, liderada por Arabia Saudita,
cuyo objetivo es controlar ese estratégico punto caliente de la geopolítica del
Medio Oriente. En la fase que está en marcha, en este septiembre de 2015, se han
desplegado ya 10 mil soldados invasores en territorio yemení.
Ya en abril de este año, cuando se dieron
los primeros bombardeos sauditas sobre la población de Yemen, el Líder Supremo
de la República de Irán, Ayatolá Ali Hoseini
Jamenei, calificó tales acciones como un genocidio. Estas fueron sus palabras: "La
actuación contra Yemen es un genocidio y un crimen internacional por el que
Arabia Saudita responderá sin duda alguna".
Por su parte, durante esos mismos días
abrileños, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en vista de la masacre
que estaba provocando la agresión
saudita y sus aliados, manifestó su preocupación con las siguientes palabras: “Los
ataques aéreos de la coalición han convertido una crisis política interna en un
conflicto violento, que plantea el riesgo de repercusiones regionales profundas
y duraderas”.
Transcurridos ya seis meses desde que se
inició la agresión saudita, Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación
Humanitaria de la ONU ha admitido lo siguiente: "En Yemen se desenvuelve
una tragedia humanitaria masiva", con miles de muertos y heridos,
desplazados, refugiados, y destrucción de la infraestructura básica del
territorio yemení. Mientas tanto, el rey de Arabia Saudita, Salmánbin Abdulaziz,
junto a sus aliados, continúa haciendo cálculos geopolíticos y disparando
contra la población de Yemen.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve
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