Si algún elemento material dinamiza y
potencia un territorio, y modifica una ecuación geopolítica, es la
infraestructura, en términos de edificaciones, puentes, líneas férreas, cables
submarinos, etc. Este es el caso del Puerto de Mariel, ubicado a unos 45 kilómetros
al oeste de La Habana, en la República de Cuba, el cual forma parte de la Zona
Especial de Desarrollo Mariel, que tiene
un área de 466 kilómetros cuadrados.
Al ver el Puerto de Mariel en un contexto
regional y mundial, se puede apreciar la
importancia estratégica que tiene como punto de tránsito hacia la costa
este de Estados Unidos, de México y de Centroamérica, próximo al Canal de
Panamá y potencial receptor de los barcos que provienen de Sudamérica y El
Caribe. Es, sin duda, la punta de lanza de la nueva Cuba.
Es por eso que empresas de diferentes
países del mundo comienzan a asentarse en el territorio cubano de Mariel. Empresas de
Estados Unidos, España, México, Brasil, Italia, Vietnam, China, Singapur y otros más, han visto una excelente
posibilidad de inversión, tanto para comercializar, como para producir y
exportar. No por casualidad el Banco de Desarrollo Económico y Social de Brasil
aportó 682 millones de dólares para la construcción de la moderna terminal de
contenedores del Puerto de Mariel, cuya capacidad para el manejo de
contenedores puede llegar a ser de hasta 4 millones de unidades. Y qué decir
cuando se inauguren, en el año 2016, las obras de ampliación del Canal de
Panamá. Cuba será, entonces, epicentro del comercio mundial.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve