Los garífunas son un pueblo
afrodescendiente-indígena que habita en la zona costera de Honduras, Guatemala
y Belize, a donde llegaron a finales del siglo XVIII, provenientes de la Isla
de San Vicente. Recientemente, el tema de la resistencia que libra este pueblo contra
la penetración de empresas nacionales hondureñas y transnacionales, en
connivencia con el gobierno hondureño, además de cárteles del narcotráfico, fue
tratado en el programa Causa Justa, conducido por la dirigente política
colombiana Piedad Córdoba, y que se
transmite por la televisora Telesur.
Sin duda que el caso de los garífunas es un
buen ejemplo para ser analizado desde el punto de vista de la geopolítica,
entendida como el estudio de las rivalidades de poder y de influencias entre
diversas fuerzas políticas que tienen por objetivo el control, la conquista, la
defensa o la utilización de un territorio. En este caso se trata de la defensa
que los garífunas están haciendo de su territorio ancestral, de su cultura y de
su modo de vida, frente al control y utilización que de ese mismo territorio pretenden
hacer empresas privadas y públicas en los campos de
exploración y explotación petrolera, turismo y cultivos agrícolas como la palma
aceitera, y la actividad de narcotráfico.
Esa suerte de batalla de resistencia geopolítica
que está librando el pueblo garífuna, tiene como escenario la zona costera de
los departamentos Cortés, Atlántida y Colón del territorio hondureño. La
resistencia se está dando a través de la presencia física en su territorio
ancestral, las acciones que lleva adelante la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) y las gestiones de carácter jurídico ante organismos internacionales que velan por los derechos territoriales de los pueblos
afrodescendientes e indígenas. Del otro lado está el poder del capital público y privado, las fuerzas
del orden público del gobierno hondureño y las bandas armadas del narcotráfico.
El destino de los garífunas, en estos momentos, se está decidiendo.
Por Alfredo Portillo
alportillo@ula.ve