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martes, 22 de julio de 2014

Geopolítica y propaganda de guerra

Dada la importancia y vigencia del contenido del artículo “Geopolítica y propaganda de guerra”, originalmente publicado en aporrea.org el 2-4-2011, se reproduce en este espacio.

Geopolítica y propaganda de guerra

En la actualidad la geopolítica se entiende como el estudio de las rivalidades de poder o de influencia en los territorios y las poblaciones que allí habitan, tanto a escala planetaria como a escalas continental, nacional, regional y local. Esas rivalidades se dan por el interés que tienen diferentes grupos humanos de controlar o dominar los recursos, los mares, las rutas, las poblaciones, y cualquier otro elemento que exista en los territorios o en el espacio geográfico en general.
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Para el logro de sus objetivos de control y dominio territorial, los grupos humanos se valen de diferentes tipos de estrategias, tanto de carácter económico, como político, jurídico, comunicacional y militar. Dependiendo de los objetivos a lograr y de los contextos en los que se plantean las rivalidades, determinadas estrategias o combinaciones de estrategias pueden resultar las más adecuadas.
En el caso de optar por una estrategia militar principal, apoyarse en una estrategia comunicacional complementaria puede ser de gran ayuda, especialmente en los tiempos modernos, cuando se cuenta con medios de comunicación televisivos, radiales, impresos y electrónicos (redes sociales). La estrategia militar de desarrolla precedida por, y en paralelo con, una campaña de propaganda de guerra. Para esto último se deben observar las siguientes reglas (www.michelcollon.info): esconder los intereses, demonizar al enemigo, suprimir la historia y la geografía, y organizar la amnesia.
La primera regla significa esconder los verdaderos intereses por los que se declara una guerra, los cuales por lo general tienen que ver con el control y dominio de los territorios, haciendo aparecer como motivo principal, razones humanitarias o la defensa de los derechos humanos. La segunda regla implica la demonización del enemigo, a través de la difusión mediática de una mentira que indigne a la opinión pública destinataria de los mensajes, que forman parte de la campaña de propaganda de guerra. La tercera regla consiste en suprimir o tergiversar el contexto histórico y geográfico donde se está desarrollando la guerra, para evitar una interpretación objetiva por parte de la opinión pública. Finalmente, la cuarta regla busca borrar de la memoria colectiva otros conflictos bélicos similares, como si no hubieran ocurrido, presentando la nueva guerra como justa y liberadora. De esta manera, para recordar al geógrafo alemán Federico Ratzel, quien vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se puede decir que “la guerra es la lucha por el espacio”, en la que la comunicación, en este siglo XXI, es una de las armas más poderosas.

Por: Alfredo Portillo 

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