Dada la importancia y vigencia del contenido del artículo “Geopolítica y propaganda de guerra”, originalmente
publicado en aporrea.org
el 2-4-2011, se reproduce en este espacio.
Geopolítica y propaganda de guerra
En la actualidad la geopolítica se entiende como el estudio
de las rivalidades de poder o de influencia en los territorios y las
poblaciones que allí habitan, tanto a escala planetaria como a escalas
continental, nacional, regional y local. Esas rivalidades se dan por el interés
que tienen diferentes grupos humanos de controlar o dominar los recursos, los mares,
las rutas, las poblaciones, y cualquier otro elemento que exista en los
territorios o en el espacio geográfico en general.
Para el logro de sus objetivos de control y dominio
territorial, los grupos humanos se valen de diferentes tipos de estrategias,
tanto de carácter económico, como político, jurídico, comunicacional y militar.
Dependiendo de los objetivos a lograr y de los contextos en los que se plantean
las rivalidades, determinadas estrategias o combinaciones de estrategias pueden
resultar las más adecuadas.
En el caso de optar por una estrategia militar principal,
apoyarse en una estrategia comunicacional complementaria puede ser de gran
ayuda, especialmente en los tiempos modernos, cuando se cuenta con medios de comunicación
televisivos, radiales, impresos y electrónicos (redes sociales). La estrategia
militar de desarrolla precedida por, y en paralelo con, una campaña de
propaganda de guerra. Para esto último se deben observar las siguientes reglas
(www.michelcollon.info): esconder los intereses, demonizar al enemigo, suprimir
la historia y la geografía, y organizar la amnesia.
La primera regla significa esconder los verdaderos intereses
por los que se declara una guerra, los cuales por lo general tienen que ver con
el control y dominio de los territorios, haciendo aparecer como motivo principal,
razones humanitarias o la defensa de los derechos humanos. La segunda regla
implica la demonización del enemigo, a través de la difusión mediática de una
mentira que indigne a la opinión pública destinataria de los mensajes, que
forman parte de la campaña de propaganda de guerra. La tercera regla consiste
en suprimir o tergiversar el contexto histórico y geográfico donde se está
desarrollando la guerra, para evitar una interpretación objetiva por parte de
la opinión pública. Finalmente, la cuarta regla busca borrar de la memoria colectiva
otros conflictos bélicos similares, como si no hubieran ocurrido, presentando
la nueva guerra como justa y liberadora. De esta manera, para recordar al
geógrafo alemán Federico Ratzel, quien vivió entre la segunda mitad del siglo
XIX y comienzos del XX, se puede decir que “la guerra es la lucha por el espacio”,
en la que la comunicación, en este siglo XXI, es una de las armas más
poderosas.
Por: Alfredo Portillo
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